Mitos del Amor Romantico

MITOS DEL AMOR ROMÁNTICO

Hablar de amor nos trae a la cabeza esas ilusiones, sueños y fantasías que hemos tenido desde niñas respecto a ese concepto porque es así como nos han educado. Crecimos leyendo cuentos y viendo películas de dibujos animados en las que siempre éramos princesas dulces, frágiles e indefensas (aunque también nos han reservado el lugar de brujas malvadas, madrastras, etc), soñando con ese príncipe azul que nos salvara o con un beso de amor que nos hiciera despertarnos del hechizo. Esas son las primeras lecciones erróneas que aprendimos del “Amor Romántico”, que el amor todo lo puede y que tenemos la necesidad de ser amadas y encontrar a ese príncipe que nos rescate.

Pero el problema no se limita a nuestra infancia, sino que a lo largo de nuestra adolescencia recibimos una y otra vez mensajes que refuerzan esos comportamientos que, a priori, pueden parecer inofensivos y están totalmente aceptados por la sociedad… Pero nada más lejos de la realidad. Muchas de las conductas que adoptamos en nuestras relaciones sentimentales están relacionadas con esa normalización de la violencia de la que ni siquiera somos conscientes y que está relacionada directamente con la idea que tiene el patriarcado sobre cómo debemos ser las mujeres en nuestra vida amorosa, ya que eso va a repercutir directamente en nuestra autoestima, sentimientos, ideas…. Y por lo tanto en las mujeres que seremos en un futuro.

Si algo han querido transmitirnos siempre, es que somos seres incompletos (con la de veces que nos han dicho que salimos de una costilla como si nos reprodujéramos igual que las estrellas de mar) y que necesitamos de una media naranja, y por ello nos pasamos esperando a ese ser perfecto con el que estamos predestinadas a ser felices. ¿Por qué nadie nos dijo alguna vez que somos personas completas, únicas, independientes y maravillosas y que no necesitamos a nadie a nadie a nuestro lado? La respuesta es obvia, porque esa no es la clase de mujer que el poder patriarcal va a poder someter con facilidad, ya que una mujer empoderada se quiere a sí misma y tiene muy claro que es autosuficiente y que no necesita de ningún macho alfa a su lado para ser feliz y sentirse completa y realizada. Eso rompe totalmente con el estereotipo sobre nosotras que quieren mantener y que nos reduce a madres, esposas, amas de casa y cuidadoras abnegadas. Mujeres que jamás cuestionarían a un marido o compañero que pueda ejercer violencia verbal o física contra nosotras, porque los “hombres son así” y esa dominación es justificada, tanto por ellos como por nosotras, con el pensamiento de que “amar es sufrir” y que en algún momento esa persona cambiará.

NO. Si controla con quién hablas, quedas o dónde estás en cada momento, no es porque te quiere mucho y se preocupa por ti: Es un machista, que considera que eres suya y que ejerce sobre ti lo que considera que es su derecho natural como hombre porque piensa que eres de su propiedad.

NO. Si te engaña, miente o traiciona no lo hace para protegerte. Tampoco porque el mundo es muy duro y prefiere endulzarte la realidad para que no sufras y seas más feliz: Es un machista que prefiere que vivas en una mentira y le veas como un ser perfecto, antes que conozcas la verdad y te des cuenta de la clase de persona mezquina que hay bajo esa máscara de protección.

NO. Si te grita, te ridiculiza, te ignora o se burla de ti, no es por tu bien. No lo hace de ese modo paternalista que él te explica ni para corregir tus errores. Es un machista al que no le importa tu opinión y piensa que es superior a ti.

Recuerda, eres preciosa, inteligente y libre para hacer y enamorarte de quien tú quieras pero nunca olvides lo más importante… El único y verdadero amor comienza por nosotras mismas: quiérete, cuídate, equivócate, aprende de tus errores, salta, baila, grita… Y jamás dejes que nadie, con la excusa de quererte, te manipule o decida por ti.

Empodérate, toma las riendas de tu vida y sé feliz. Te lo mereces, mujer.